El Creador
Ningún científico o historiador puede mejorar: «En el principio Dios[ …]». Esta simple afirmación
refuta al ateo que dice que no hay Dios; al agnóstico, que afirma que no puede conocer a Dios; al
politeísta que adora a muchos dioses; al panteísta, que dice que «toda la naturaleza es Dios»; al
materialista, que argumenta que la materia es eterna y no se crea; y al fatalista, que enseña que no hay
plan divino detrás de la creación y la historia. La personalidad de Dios se ve en este capítulo, porque
habla, ve, nombra y bendice.
El científico puede afirmar que la materia sólo «llegó a existir», que la vida «ocurrió» y que todas las formas complejas de vida «evolucionaron gradualmente» de formas inferiores, pero no puede dar pruebas de sus declaraciones. Admitimos que hay cambios dentro de las especies (tales como el desarrollo del caballo o del gato doméstico), pero que una clase de criatura se transforme en otra, no lo aceptamos. ¿Por qué creó Dios el universo? No cabe duda que no fue para añadirse nada a sí mismo, puesto que no necesita nada. En realidad la creación limita a Dios, puesto
que el Eterno ahora debe confinarse a obra en el tiempo y la historia humana. La Palabra deja en claro que Cristo es el autor, sustentador y meta de la creación (Col 1.15–17; Ap 4.11). Cristo, el Verbo viviente, revela a Dios en la Palabra escrita y en el libro de la naturaleza (Jn 1.1–5; véase también Sal 19).
¿Qué revela la creación acerca de Dios?
La creación revela: (1) su sabiduría y poder (Job 28.23–27; Pr 3.19); (2) su gloria (Sal 19.1); (3) su poder y deidad (Ro 1.18–21); (4) su amor por el hombre insignificante (Sal 8.3–9); (5) su cuidado providencial (Is 40.12ss). Cuando nuestro Señor estaba en la tierra, vio la mano de la gracia del Padre incluso en las flores y las aves (Mt 6.25ss).
El nombre hebreo para Dios en Génesis 1 es Elohim, el cual lo liga con la creación. La raíz básica
del nombre es El, que significa «poderoso, fuerte, prominente». En 2.4 tenemos «Jehová Dios» que es Jehová Elohim. Jehová es nombre del pacto de Dios y lo une a su pueblo. Este es el nombre que dio cuando le habló a Moisés: «YO SOY EL QUE SOY» (Éx 3.14–15). Significa que es el Dios que existe en sí mismo, inmutable.
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